
Con motivo del V Centenario de la caída de la ciudad lacustre de Tenochtitlan un 13 de agosto de 1521, comparto esta entrevista que me hizo hace unos días un periodista.
1.-¿Qué sabemos realmente sobre cómo era Tenochtitlan y cómo lo sabemos?
Era una ciudad palaciega, edificada en medio de un lago y que alternaba calles de tierra con otras a las que solo se podía acceder en canoa. Y tenemos sobrados testimonios de cronistas que la vieron por primera vez y la describieron, especialmente el propio Hernán Cortés y Bernal Díaz. Pero también evidencias reflejadas en códices indígenas y en otros cronistas que tuvieron acceso a esa información. Todo ello permitió elaborar planos bastante ajustados a la realidad, cómo el que se editó en Núremberg en 1524. Asimismo disponemos de la fuente arqueológica que está rescatando y verificando mucho de los lugares que describieron esos cronistas, sacando a la luz complejos arqueológicos como el impresionante Templo Mayor, el edificio del juego de la pelota o el tzompantli o altar de los cráneos.
2.-¿Cuál fue la reacción de Cortés al llegar a la capital azteca hace 500 años?
Tras la victoria en Tabasco, el metelinense oyó hablar de aquella casi mítica ciudad de nombre casi impronunciable, que ellos llamaban como podían: Tenustitan, Tenochtitlan, Tenestecan y la mayoría Temixtitan. Cortés que ya había visto ciudades ceremoniales de bastante prestancia como Cholula quedó prendado con la capital de la confederación. De hecho, la describió como una urbe palaciega, cuya plaza mayor era el doble que la de Salamanca. Con admiración describió sus calles que, según sus palabras, la mitad eran de tierra y las otras de agua, por lo que debían transitarse en canoas. Asimismo, habló de los puentes que atravesaban estas vías que eran tan sólidos y anchos, tanto que podían pasar diez de caballo juntos a la par. Tan impresionante le resultó al conquistador Tenochtitlan y la confederación mexica que en su Segunda Carta de Relación llegó a sugerir a Carlos V que se erigiese en emperador de aquellas tierras lo cual –decía- no sería menos meritorio que la Corona Imperial de Alemania
3.-¿Puede darnos algunos datos que muestren lo impresionante que era?
Es difícil imaginar en la actualidad cómo debió ser Tenochtitlan a la llegada de los españoles. Se ubicaba en medio de más de 2.000 km2 de lagos, en los que había muchos peces, mientras que en las tierras de aluvión circundantes se practicaba una agricultura irrigada muy productiva que permitía los altos índices de población de la zona. Fernández de Oviedo la describió como una ciudad palaciega, edificada en medio del lago Texcoco, con casas principales, porque todos los vasallos de Moctezuma solían tener residencia en la capital, donde residían una parte del año. Era una urbe refinada, con baños públicos, con una treintena de palacios que albergaban finas cerámicas y elegantes enseres textiles.

4.-¿Cuántas personas vivían en ella aproximadamente?
No tenemos fuentes fiables para conocer la población indígena en todo el continente americano porque no disponemos de datos estadísticos. Sin embargo, en base a indicios, a listas de tributarios, a los cargadores que abastecían el mercado central y a las fuentes arqueológicas sí que podemos afirmar que no poseía menos de 150.000 habitantes. Eso equivale a decir que era una de las ciudades más pobladas del planeta, de bastante mayor tamaño que Roma, París o Sevilla y justo por detrás de Pekín, Constantinopla o Bagdad. Para alimentar a una población como esa se requerían al menos 4.000 cargadores diarios, lo que implicaba un trasiego constante de personas y un amplísimo mercado.
5.-Dicen que reflejaba avances científicos y artísticos ¿Por ejemplo?
El palacio de Moctezuma, incluyendo sus jardines, ocupaba dos hectáreas y media, es decir, era más extenso que muchos alcázares españoles. Los propios mexicas se sentían orgullosos de su capital así como de los grandes logros que habían conseguido, especialmente en las décadas inmediatamente anteriores de la llegada de los hispanos.
El ejemplo más claro del alto grado de desarrollo de su ingeniería es sin duda el acueducto que abastecía la ciudad, el de Chapultepec que traía el preciado líquido desde un extremo del lago Texcoco. Y poseía dos complejas canalizaciones, una siempre en activo mientras se limpiaba la otra. Todo ello demuestra los grandes conocimientos en ingeniería hidráulica que llegó a alcanzar esta civilización.
6.-¿Cuáles son los mitos en torno a su construcción?
Según la mitología su fundación se remontaba al año 1325, aunque no se independizó del poder de Azcapotzalco hasta poco más de un siglo después, concretamente hasta 1428. Como es bien sabido, los mexicas eran originariamente un pueblo nómada proveniente del norte que a lo largo del siglo XIV se asentaron en el valle de México. Según la mitología mexica, en la elección del sitio medió el dios de la guerra, Huitzilopochtli, quien les indicó que debían hacerlo en el lugar donde encontrasen a un águila sobre un nopal, devorando una tuna. El lugar elegido fue una zona lacustre rodeada de volcanes y con algunos valles fértiles. Sin embargo, hoy sabemos que su fundación en medio del lago Texcoco, rodeado de ciénagas y juncos, no fue exactamente voluntaria sino obligada porque, siendo una población emigrante, habían sido expulsados de casi todos sitios. Fue en esta zona aparentemente inhóspita donde se les permitió establecerse y siempre como tributarios de Azcapotzalco.
7.-¿Qué la hacía diferente frente a otras grandes ciudades de la época?
Era una ciudad lacustre, la Venecia americana, ubicada en medio de un lago, aislada, a la que solo se podía acceder por tres calzadas y que debía ser abastecida desde el exterior. Podía resultar inexpugnable si el sitio no se prolongaba en el tiempo, pero también extremadamente vulnerable pues dependía en todo momento de recursos hídricos y de alimentos llegados del exterior. Lo primero que hizo Hernán Cortés, antes del asedio definitivo a la ciudad, fue cortar el acueducto de Chapultepec, lo que implicó un sufrimiento extremo para los asediados, privados en pocas semanas de agua dulce.
8.-¿Está justificada su “romantización”?

Los cronistas españoles tienen la costumbre de comparar lo que ven con lo que ya conocen. Por tanto, las alusiones a ciudades europeas suelen partir de su imaginación. No tiene nada de particular que en muchos escudos heráldicos se representen ciudades como Tenochtitlan, Cholula, Cusco, Tumbes o Cajamarca con caracteres arquitectónicos europeos que no se corresponden en absoluto con la realidad. Tenochtitlan era una ciudad impresionante por sus dimensiones, por sus jardines y por sus espaciosos palacios y plazas. Pero no hay que olvidar que era muy diferente a cualquier ciudad europea, pues no conocían elementos tan básicos desde la antigüedad como el arco, las cúpulas, el arbotante, o las ventanas vidriadas. Tenochtitlan tenía un encanto muy especial pero no se parecía en nada a las ciudades occidentales.
PARA SABER MÁS:
Espino López, Antonio: Vencer o morir. Una historia militar de la conquista de México. Madrid, Desperta Ferro, 2021.
Mira Caballos, Esteban: Hernán Cortés. Una biografía para el siglo XXI. Barcelona, Crítica, 2021.
Rinke, Stefan: Conquistadores y aztecas. Cortés y la conquista de México. Madrid, Edaf, 2021.
Thomas, Hugh: La conquista de México. El encuentro de dos mundos, el choque de dos imperios. Planeta, Barcelona, 2000.
ESTEBAN MIRA CABALLOS
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