Ha dicho recientemente el profesor Enrique Krauze que, pese a la extensísima historiografía cortesiana, seguimos a la espera de una biografía definitiva. Y efectivamente, creo que hacía falta publicar una nueva biografía que reuniera dos requisitos: primero, que fuese exhaustiva y recogiese los grandes avances historiográficos de las últimas décadas. Y segundo, que abordara su figura desde el siglo XXI para que respondiese a las preguntas de una persona de nuestro tiempo. No hay que olvidar que todo historiador se plantea cuestiones sobre el pasado a partir de su presente, cumpliendo de paso con la función social de la historia. Además, hay estructuras de larga duración que atraviesan los tiempos, pese a las transformaciones y que llegan hasta la actualidad. Obviamente este libro no aspira a ser su biografía definitiva, entre otras cosas porque todo libro de historia es fruto de su época. Desde la perspectiva actual no podemos saber cómo se verá al personaje en el siglo que viene o dentro de un milenio. Y es que, como diría Lucien Febvre, cada época elabora su universo mental según la información de la que dispone y de las inquietudes de las personas de su tiempo. Como ya dijo Antonio de Solís en el siglo XVII, «la verdad es el alma de la historia», el problema es que hay muchas posibles verdades según la forma en que nos aproximemos a ese pasado. Mi única aspiración es hacer comprensible para un lector del siglo XXI la mentalidad y el ansia vital de un guerrero que vivió hace ahora cinco siglos. Una persona físicamente efímera pero cuyo embrujo ha conseguido traspasar el tiempo y permanecer.
(Mira Caballos, Esteban: Hernán Cortés, una biografía para el siglo XXI. Barcelona, Crítica, 2021, pp. 11-12).
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