
Los frecuentes actos vandálicos, cuya diana predilecta son las estatuas de Cristóbal Colón, son minoritarios. Cuando vandalizan uno de sus monumentos los perpetradores consiguen una amplia repercusión mediática de ahí que sea objeto por parte de los movimientos indígenas y/o afroamericanos en su lucha contra el racismo, la discriminación y la pobreza. Es evidente que no la atacan porque consideren que ese personaje de hace cinco siglos es su enemigo sino por la visibilidad que ello les da.
Sin embargo, esta iconoclastia ofrece argumentos a algunos sectores de la sociedad española que ven en ella la prueba evidente de que la Leyenda Negra pervive en la actualidad. Pero, como hemos afirmado, no es exactamente así porque se trata de actos promovidos y ejecutados por una minoría que en absoluto responde a un sentir generalizado. La mayor parte de la población de ambos lados del charco ve con malos ojos este tipo de atentados que solo se pueden combatir fomentando la educación, la cultura y el bienestar universal.

Deja una respuesta