“El imperio a España vendrá/ por los caminos del mar”, canta el himno de la Armada española. De hecho, ya vino. Entre 1492 y 1567, esto es, entre el Descubrimiento de América y el Tornaviaje de Urdaneta, que nos enseñó el viaje de vuelta desde las Filipinas, barcos españoles abrieron y exploraron el océano Atlántico, descubrieron el océano Pacífico, lo cruzaron y lo estudiaron en todas direcciones, de modo tal que en poco más de medio siglo nuestras naves dominaban la esfera terrestre. Nuestros hermanos portugueses controlaban rutas en África y el Índico, los ingleses empezaban a verse a sí mismos como potencia naval (los franceses aún tardarían en sumarse) y los turcos se apoderaban de medio Mediterráneo, pero la hegemonía marítima mundial era e iba a seguir siendo indiscutiblemente española durante mucho tiempo. En la estela de esa hegemonía, España fue el centro de un aceleradísimo desarrollo científico y tecnológico en materias como la náutica, la cartografía y la cosmografía. Y eso sin hablar de la dimensión comercial de aquel imperio mundial que fue el de los Austrias.
Más allá de los acentos épicos, hacía falta un libro que explicara punto por punto cómo se hizo todo eso, porque el dominio naval español no fue fruto sólo de la acreditada valentía (a veces, abierta temeridad) de nuestros lobos de mar, sino que detrás hubo un intenso ejercicio de organización y administración, una iniciativa sostenida de desarrollo técnico y material y, por supuesto, un proyecto político global. Eso es lo que hace Esteban Mira en Las armadas del imperio, un auténtico tratado de historia naval que no se deja nada en el tintero. Esteban Mira Caballos es un especialista en Historia de América, particularmente en el siglo XVI. Ha publicado más de veinte estudios sobre temas concretos de su dominio y en este libro viene a ofrecernos una panorámica general. Con esta obra aprendemos cómo eran los hombres de la mar, cómo vivían, de dónde venían, hasta cuánto cobraban por su trabajo. Aprendemos también cómo se fue organizando aquel inmenso despliegue náutico, frecuentemente improvisado a partir de una vertiginosa sucesión de acontecimientos enteramente nuevos que obligaban a un continuo ejercicio de adaptación. Aprendemos, claro está, cómo eran esos barcos que entre los siglos XVI y XVII revolucionaron la imagen del mundo, cuáles eran sus características, cuál su evolución. Y por aprender, aprendemos incluso un buen número de términos náuticos, porque el autor ha tenido la clemencia de añadir al final del libro un glosario de manera que los legos podamos saber qué es un cómitre y qué una jarcia.
El poder naval español de aquellos siglos tendió una red solidísima entre el Atlántico, el Mediterráneo y el Pacífico. La posterior mitología hollywoodiense nos ha vendido la idea de una España lamentable e inepta permanentemente sacudida por la audacia de los marinos británicos, todos con cara de Errol Flynn. Nada que ver con la realidad: las causas del relevo en la hegemonía marítima mundial fueron muy otras y Esteban Mira las explica muy bien. La mayor parte del tiempo, el poderío español en los tres grandes mares fue incontestable, y ello a pesar de la guerra sucia de los corsarios británicos, franceses, berberiscos y holandeses, que el autor detalla en un cuadro muy ilustrativo. Luego vendrían otras potencias, pero, hasta bien entrado el siglo XVII, el mayor imperio naval de todos los tiempos fue el español. Es necesario conocer la verdadera historia de esa proeza.
JOSÉ JAVIER ESPARZA.
Publicado en: librosobrelibro.com/resenas/las-armadas-del-imperio/
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