Esteban Mira Caballos

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DE LA CONQUISTA A LA COLONIZACIÓN. LOS AVANCES SOCIALES EN LA AMÉRICA COLONIAL

12:40 por administrador1 Dejar un comentario

Pocos hispanos tuvieron problemas de conciencia por la brutalidad originaria, primero porque se trataba de una violencia legitimada desde el poder para expandir la frontera cristiana. Y segundo, porque eran conscientes que sin esta explotación intensiva disminuiría a corto plazo el beneficio de las minas, algo que no iba a consentir ni la Corona ni las élites locales. Cuando lo que estaba en juego era la llegada de las remesas de oro no podía haber sitio para los paternalismos.

Pero la generación de los conquistadores dio paso a otra de virreyes, gobernadores, oidores, corregidores y protectores que evitaron en alguna medida la impunidad de las primeras décadas. Y lo más importante, como ha escrito fray Vicente Rubio, hubo excesos, pero también sanciones, leyes prohibitivas, remordimientos, amenazas espirituales y ocasionalmente restitución de lo robado por temor al castigo divino. Bien es cierto que estas mejoras fueron más patentes en las áreas neurálgicas, donde el poder virreinal estaba más presente mientras que en los territorios más alejados de los núcleos de poder, los abusos continuaron durante siglos.

En 1548, el presidente La Gasca dio instrucciones a Diego Centeno para que conquistase y poblase el Río de la Plata. En ellas le especificó con detalle las medidas que debía tomar para salvaguardar a los nativos, a saber: primero, que a la par que conquistase fuese poblando, evitando así la huida en desbandada de los naturales. Segundo, que se les tratase caritativamente y con mesura. Y tercero, que se les impusiesen tributos muy moderados porque la experiencia había demostrado el daño que producía una carga impositiva excesiva. Textos como éste supusieron un salto adelante en la legislación protectora, aunque la realidad fuese otra cosa. Tan sólo siete años después, fray Toribio de Benavente afirmó que la situación del aborigen novohispano había mejorado sustancialmente y que casi todos recibían doctrina y justicia. Probablemente el franciscano exageraba, pero sí que parece que las leyes protectoras empezaban, por fin, a surtir algún efecto.

A largo plazo las ideas de la corriente crítica terminaron triunfando, sobre todo a partir de 1573 cuando se promulgaron las Ordenanzas para los nuevos descubrimientos, conquistas y pacificaciones. Cieza de León escribió que, en el Perú de su época, después del esfuerzo de los virreyes, ningún español, por muy alto que sea, les osa hacer agravio. Otro ejemplo de esta mejora en la protección legal son las ordenanzas sobre el trabajo en las minas de Popayán, expedidas el 7 de octubre de 1581, dignas de la mejor legislación laboral del siglo XX. En ellas, es especificaba que los trabajadores debían ser voluntarios, la jornada laboral de siete horas diarias, y la alimentación suficiente, consistente en un cuartillo de maíz y una libra de carne y, en tiempos de abstinencia, pescado o frijoles. Asimismo, el salario mínimo sería de cuatro granos de oro diarios, se les enseñaría la doctrina cristiana en los días de fiesta y serían convenientemente curados de sus dolencias y enfermedades. Y en términos similares se plantea el trabajo indígena en un documento de la Junta de Contaduría Mayor, fechado en 1587.

Quizás muchos de estos progresos llegaron demasiado tarde, cuando el grueso de la Conquista había ya finalizado. Los extensos territorios amazónicos y norteamericanos, que seguían más o menos vírgenes, no serían finalmente colonizados porque parecía que no había metal precioso, ni mano de obra útil. Aunque tardía y de escasa plasmación práctica, la evolución de la protección legal de los amerindios puede considerarse un hito no solo en la historia social de Hispanoamérica sino de toda la humanidad. Y por supuesto huelga decir que el debate teológico, la fuerza de la corriente crítica y su plasmación parcial en la legislación no tuvo parangón en ningún otro imperio. Y es que los hispanos se afanaron en buscar una justificación a la ocupación, alegando que lo hacían por civilizarlos y cristianarlos. Otros imperios coloniales ni se plantearon tales cuestiones ni se mestizaron, eliminando directamente a los aborígenes.

Para saber más

ESTEVA FABREGAT, Claudio: La Corona española y el indio americano, (2 vols.). Madrid, Asociación Francisco López de Gómara, 1989.

MIRA CABALLOS, Esteban: Conquista y destrucción de las Indias. Sarrión, Muñoz Moya Editores, 2021.

MUÑOZ MACHADO, Santiago: Civilizar o exterminar a los bárbaros. Barcelona, Crítica, 2019.

ESTEBAN MIRA CABALLOS

Archivado en:Historia de America Etiquetado con:América, América Colonial, amerindios, Bartolomé de Las Casas, Colonización, Conquista, corriente crítica, justicia social, Leyenda Negra

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