
Wilson-Lee, Edward: Memorial de los libros naufragados. Hernando Colón y la búsqueda de una biblioteca universal. Barcelona, Ariel, 2019, (trad. de María Dolores Ábalos). 441 págs., il.
Hernando Colón, el segundo de los hijos del Descubridor de América, habido con la cordobesa Beatriz de Arana, es un personaje muy conocido sobre todo por haber redactado la biografía de su padre, “Vida del almirante don Cristóbal Colón”, editada por primera vez en Venecia en 1571 y traducida después a numerosos idiomas. También es muy conocida su faceta como cosmógrafo, dejando a medio elaborar una famosa obra titulada “Descripción y cosmografía de España”.
Este libro abunda sobre un aspecto menos conocido por el gran público, la de bibliófilo, pues trató de crear una biblioteca universal, recopilando todos los libros, manuscritos y panfletos a su alcance. El profesor Wilson-Lee se adentra en esta fabulosa y apasionante aventura que llevó al cordobés a recorrer buena parte de Europa buscando todo tipo de impresos, en distintos idiomas y de las más variopintas materias. Llegó a recopilar cerca de 20.000 ediciones, no solo libros, también estampas, partituras y panfletos de muy diverso tipo. Su objetivo fue crear una biblioteca universal que reuniera todo el saber, sin exclusión de materia, lengua o religión. Hay que tener en cuenta que la imprenta desde el siglo XV transformó el mundo, al igual que lo está revolucionando en la actualidad la era digital.
Pero no menos interesante fue otra de sus empeños: crear un sistema eficaz de catalogación que permitiera a cualquier persona acceder fácilmente a todo el acervo de conocimiento. El hijo del Almirante fue consciente de que su biblioteca universal sería inútil si no disponía de un método adecuado para encontrar información. Mediante palabras clave y resúmenes pretendió que cualquier persona pudiese acceder a los datos o conocimientos que buscaba dentro de su gigantesco anaquel. Unos desvelos similares a los que tienen las actuales empresas de búsqueda digital que saben que la ingente información que circula por las autopistas de la comunicación es inútil si no se puede rastrear con facilidad. En esta cuestión fue un pionero en su tiempo que se adelanto cinco siglos a los actuales y eficaces motores de búsqueda de portales como Google. Y como reconoce el autor, el hijo del almirante fracasó parcialmente porque entonces era imposible llevarlo a cabo sin la digitalización actual. Aún así, sus catálogos fueron tan eficaces que todavía se usan en la Biblioteca Colombina que custodia lo que queda de su legado.

Desgraciadamente sus descendientes no le dieron el valor adecuado a su biblioteca que terminó en poder del cabildo catedralicio de Sevilla. Tampoco estos se lo dieron por lo que los fondos mermaron o se dispersaron: en una ocasiones debido al expurgo de los inquisidores, en otras por simples hurtos o simplemente destruidos en varias inundaciones que afectaron al lugar donde estaban almacenados. Eso ha provocado que de los entre 18.000 y 20.000 volúmenes que acopió el cordobés solo se conserven en la biblioteca colombina unos 4.000 ejemplares, aproximadamente una quinta parte de la biblioteca original.
En definitiva, creo que estamos ante un libro esencial que se adentra en el universo mental de Hernando Colón, un adelantado a su tiempo, y en el legado que nos dejó, parte del cual podemos disfrutar todavía en la actualidad.
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