
Hace un cuarto de siglo que el equipo dirigido por el forense José Antonio Lorente de la Universidad de Granada está llevando el estudio del ADN de los huesos de Cristóbal Colón, que se encuentran en la catedral de Sevilla. En el año 2003 el profesor Lorente anunciaba públicamente la emisión de un documental para 2004 en el que la ciencia desvelaría el origen real del primer almirante de la Mar Océana.
Desde entonces varias veces ha anunciado en conferencias y ruedas de prensa la salida inminente de sus resultados. Yo como colombinista llevo ¡un cuarto de siglo esperándolos! Por enésima vez, en la conferencia que impartió este año en Huelva, el 3 de agosto de 2023, invitado por la Sociedad Colombina Onubense, prometió que el próximo 12 de octubre se darían a conocer ¡por fin! los resultados de sus estudios. He esperado con impaciencia la llegada de ese día, pero ha sido un nuevo fiasco. Se trata de la última promesa incumplida del profesor Lorente que al menos debía dar -para variar- alguna explicación convincente, sincera y verídica.
A día de hoy son pocos los que confían ya en él y en su equipo después de tantas y tantas promesas incumplidas. En mi opinión, los restos de Colón de la catedral de Sevilla están en tan mal estado que no han permitido un estudio serio del ADN. Pero en vez de reconocer el problema como haría cualquier científico serio, algunos tratan de vivir de los réditos de una promesa eternamente incumplida.
No sé si algún día tendremos un estudio científico de ADN que confirme su origen. Pero incluso en el caso de que se publiquen no confío demasiado en los resultados, sobre todo teniendo en cuenta el secretismo y las falsedades que ha exhibido este equipo de investigadores poco acorde por cierto con lo que se supone que es una investigación científica.
Mientras tanto mejor quedarnos con la ciencia histórica, por ejemplo, con el gran Andrés Bernáldez, Cura de los Palacios. Su opinión la valoro mucho porque fue amigo personal del primer almirante. Éste, en un episodio de sus Memorias del reinado de los Reyes Católicos, anotó sin ambages su origen genovés, aunque con orígenes familiares en el milanesado. Y, por cierto, un dato más, todos los que le conocieron personalmente, como Bartolomé de Las Casas, Gonzalo Fernández de Oviedo, Pedro Mártir de Anglería y el citado Andrés Bernáldez defendieron su origen genovés. También en Santo Domingo, muchos colonos se quejaban literalmente de la tiranía al que les sometía “el genovés”.

El que plantee otro origen debe empezar por explicar cómo el almirante pudo engañar a todos sus amigos y familiares, e incluso, como él mismo, estando próximo a su óbito, redactó un testamento en el que sostuvo ser natural de Génova.
ESTEBAN MIRA CABALLOS
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