
lago de Managua o Xolotlán, donde se instalaron los carmonenses Juan y
Francisco de Obregón.
Del capitán Juan de Obregón y Ovando, que fue gobernador interino de Costa Rica, es muy poco lo que se sabía hasta la fecha, e incluso los pocos datos biográficos que habían trascendidos contenían muchas erratas. Así en el Diccionario Biográfico Español, editado por la Real Academia de la Historia, se citaban a sus padres como Juan de Obregón y Ana de Ovando, cuando, en realidad, como veremos, eran Francisco de Obregón, natural de Carmona, y Mariana de Ovando. Asimismo, en la famosa enciclopedia digital Wikipedia, se citaba al gobernador costarricense como Juan de Obregón y Espinosa –por Ovando- y a sus padres como Juan de Obregón e Isabel de Espinosa.
En buena parte, estos errores se debían a que se mezclaban las biografías de dos homónimos llamados Juan de Obregón, el propio gobernador interino de Costa Rica, hijo del carmonense Francisco de Obregón, y su tío del mismo nombre. La localización del testamento del gobernador y la fundación de una capellanía en Carmona, pueblo natal de su progenitor, nos puso en la pista sobre sus verdaderos orígenes familiares que hemos podido completar con documentación procedente de archivos locales y nacionales.
1.-SU ASCENDENCIA CARMONENSE
Los abuelos por línea de varonía del gobernador de interino de Costa Rica fueron el escribano público de Carmona (Sevilla) Pedro de San Miguel y Catalina de San Juan. Una familia que pertenecía a la élite local y que procrearon a seis vástagos, a saber: Cristóbal de San Miguel Obregón, Juan de Obregón, Francisco de Obregón, María de San Juan Obregón, Ana de San Miguel Obregón y Catalina de San Miguel. Salvo Juan de Obregón, todos se desposaron y dejaron una abundante descendencia que viene detallada en el árbol genealógico que adjuntamos al final del trabajo.
A finales del siglo XVI, Carmona era uno de los núcleos más poblados del reino de Sevilla pues rondaba los 2.000 vecinos, unas 8.000 o 9.000 personas. Una agrovilla dominada ampliamente por el monocultivo de cereal, una situación que se ha mantenido invariable hasta nuestros días. También había algunos viñedos -muy pocos- y una cierta extensión de olivar, aunque ocupaba menos del 10 por ciento de las tierras fértiles. Eso permitió la proliferación en el medio rural de las haciendas de olivar y, en el pueblo, de las almazaras de aceite, distribuidas dentro y fuera del núcleo urbano. La producción llegó a ser del tal magnitud que el diezmo anual que se abonaba a la Iglesia rondaba las 78.000 fanegas. Había siete parroquias, las mismas que existían al menos desde dos siglos antes, a saber: Santiago, Santa María, San Bartolomé, San Felipe, El Salvador, San Blas y San Pedro. La primera y más antigua había sido la de Santiago, sin embargo, la principal era la de Santa María, de donde eran parroquianos la familia del gobernador costarricense.
El primogénito del escribano carmonense, Cristóbal de San Miguel Obregón, permaneció en Carmona toda su vida mientras que sus hermanos, Juan y Francisco de Obregón decidieron probar fortuna al otro lado del charco. Llegaron a Tierra Firme en una fecha indeterminada ya que no consta su licencia, ni su registro de embarque. Sin embargo, es casi seguro que la travesía se produjo en la última década del siglo XVI, asentándose en la ciudad nicaragüense de Granada. Ésta se ubica en la actual región metropolitana de Managua, junto a la orilla del lago Nicaragua y fue fundada, en 1524, por Francisco Hernández de Córdoba que, por cierto, moriría decapitado dos años después por orden del gobernador Pedrarias Dávila.
Por tanto, en la Granada nicaragüense se avecindaron los dos hermanos carmonenses, Juan y Francisco de Obregón, hijos del escribano de Carmona. Del primero disponemos de noticias muy escasas y fragmentarias: el 26 de abril de 1613 compró a Diego de Espinosa, por 4.000 tostones, el cargo de alférez mayor de la citada ciudad nicaragüense de Granada. Al año siguiente, concretamente el 5 de marzo de 1614, tomó posesión del oficio, otorgando poderes el 16 de mayo de ese mismo año para que se aprobase por la audiencia de Guatemala. Y finalmente, nos consta que se desposó con una española de linaje que conoció en la Granada nicaragüense, Ángela de Castro y de la Cerda. Pero desde entonces lo único que sabemos es que Francisco de Obregón entregaba a su cuñada y viuda, Ángela de Castro, la renta anual de una de sus encomiendas para que viviese de dicha cuantía. Parece claro que Juan de Obregón murió prematuramente y sin dejar descendencia. De su hermano, el carmonense Francisco de Obregón, nos ocuparemos en las siguientes líneas.
2.-LOS PADRES DEL GOBERNADOR
Francisco de Obregón desempeñó los oficios de alférez mayor, capitán de caballos, regidor y tesorero de la bula de cruzada de las provincias de Nicaragua y Costa Rica. Se desposó con doña Mariana de Ovando, hija de Álvaro Pérez Pinto y de doña Catalina de Ovando. Su suegro era un antiguo poblador de Granada que había estado en la pacificación de los pueblos Chontales que se rebelaron contra los españoles. Asimismo, desempeñó durante muchos años el oficio de alcalde ordinario de dicha ciudad.
A su vez, los abuelos maternos de Mariana de Ovando fueron Juana Gómez y Bernardino de Ovando. Este último era natural de Cáceres, hijo del Comendador Francisco de Ovando, hermanastro del gobernador de la Indias frey Nicolás de Ovando, y de doña Mariana Cortés. Había luchado como capitán de infantería en las guerras de Italia y Flandes, pasando luego al tercio de infantería en la Armada de la Guarda de la Carrera. Desde ese cargo promocionó en 1578 al de alcalde mayor de tierra adentro de la isla Española. Iba con el cometido de acabar con el contrabando, especialmente en la banda norte de la isla. Sin embargo, pese a permanecer siete años en el cargo se mostró incapaz de acabar con dicha práctica que estaba fuertemente arraigada en la isla. Por ello, terminó por regresar desanimado a la Península Ibérica. No tardó en obtener un nuevo destino, siendo enviado a la gobernación de Nicaragua el 11 de enero de 1593. Viajó acompañado de su familia, su esposa Juana Gómez, natural de Coria de Cáceres, y sus hijos Bernardino, Mariana, Beatriz y Catalina de Ovando.
El matrimonio formado por el carmonense Francisco de Obregón y doña Mariana de Ovando fue extraordinariamente prolífico, pues procrearon nada menos que a ocho vástagos. El carmonense, en 1636, siendo alcalde ordinario de Granada, remitió a sus hermanos, residentes en su Carmona natal, tres cajones de añil que se recibieron en Sevilla en enero del año siguiente. En 1640, obtuvo una importante merced pues consiguió que le otorgasen a perpetuidad, por su vida y la de un heredero, las encomiendas de Mamotombo, Matagalpa, Gualtebeo el Chico y Sindeja Candelaria que habían quedado vacantes por la muerte de su anterior titular, doña Ana Sarmiento, viuda de Juan de Monasterio. Era un logro importante teniendo en cuenta que los tributos que proporcionaban las encomiendas eran una de las principales fuentes de ingresos de los españoles. Las rentas anuales se estimaron en 1.298 tostones, es decir, unos 649 pesos; pero, en la concesión se incluyó una condición: solo podía disfrutar de dos tercios de dicha renta, es decir, de 866 tostones, pues el tercio restante, se debía aplicar a los gastos de la Armada de Barlovento, según disposición del 21 de agosto de 1638. Aceptada dicha circunstancia, tomó posesión solemne y pacífica de su encomienda, en un acto en el que participaron los caciques de los citados pueblos, cobrando los primeros emolumentos a partir del día de San Juan de 1640.
Asimismo, el 13 de junio de 1651 aún era el alcalde ordinario más antiguo de Granada cuando tomó posesión de otras dos encomiendas, la de Juigalpa y una parte de la de Nicaragua, en nombre de su hijo Francisco de Obregón, que en esos momentos era menor de edad. Los citados repartimientos habían quedado vacantes por muerte sin descendencia de Juan de Ocón y Trillo. En 1645 se tasó el valor de ambas encomiendas, situando su renta en 429 tostones y 28,33 maravedís. La decisión de la audiencia de Guatemala fue que la titularidad de las encomiendas pasara a Francisco de Obregón, con la condición de que acudiese a su cuñada Ángela de Castro y de la Cerda, viuda de Juan de Obregón, con el usufructo mientras viviese. Y cuando finase que la gozase el citado Francisco de Obregón y sus herederos, hasta un total de dos vidas, como era normal desde la primera mitad del siglo XVI.
Como ya dijimos el matrimonio formado por el carmonense Francisco de Obregón y Mariana de Ovando procrearon ocho vástagos, de los que solo conocemos los nombres de dos de ellos: Juan y Francisco de Obregón y Ovando. Lo más probable es que los seis restantes fuesen de sexo femenino, de ahí el silencio de la documentación. Del primogénito, Juan de Obregón y Ovando, hablaremos en el siguiente epígrafe pues fue gobernador interino de Costa Rica. En cuanto a Francisco de Obregón y Ovando, era el hermano pequeño de Juan, y debió nacer en Granada (Nicaragua) en torno a 1636. Entroncó con una persona de linaje, hija de un gobernador, por lo que no tuvo dificultades para hacerse un hueco entre la oligarquía de la ciudad nicaragüense en la que residía. Desempeñó muchos años los cargos de alcalde ordinario y de hermandad en dicha ciudad, llegando a ser en 1651 el alcalde más antiguo.
3.-EL GOBERNADOR JUAN DE OBREGÓN
Juan de Obregón y Ovando era un criollo, nacido, al igual que su hermano Francisco, en la ciudad nicaragüense de Granada, siendo igualmente hijo legítimo del carmonense Francisco de Obregón y de doña Mariana de Ovando. No conocemos con exactitud la fecha exacta de su nacimiento, pero, en cualquier caso, es imposible que hubiese nacido en 1600 como se indica en el Diccionario Biográfico Español. Como veremos a continuación debemos retrasar su nacimiento más de dos décadas, teniendo en cuenta varios aspectos: primero, que de su hermano Francisco de Obregón y Ovando –ambos hijos legítimos-, se decía en 1651 que era menor de edad. Considerando que tuviese 15 años, habría que retrotraer el nacimiento de este a 1636. Sin embargo, de su hermano Juan de Obregón sabemos que en 1643 participó con 50 soldados a su costa en la protección de puerto del realejo, asediado por una armada holandesa. Debía tener al menos 19 o 20 años de edad, retrotrayendo su nacimiento al menos a 1623 o 1624. Por tanto, su fecha de nacimiento la debemos situar entre 1620 y 1625.

1640. (AGI, Guatemala 101).
Como ya hemos afirmado, en 1643 fue reclutado por el capitán y sargento mayor Miguel de Albissu, quien lo destinó a la defensa de la plaza y puerto del Realejo, que se encontraba amenazada por una escuadra holandesa. Al parecer, según su propia información de méritos, llevó a su costa medio centenar de hombres para defender la tierra de las incursiones neerlandesas.
Dos años después, concretamente en 1645, su padre abonó 1.300 tostones, equivalentes a 650 reales, por la compra de una regiduría en el cabildo de Granada. Dado que había quedado vacante por fallecimiento de Diego Víctor Espinosa se remató en Juan de Obregón, tras la puja que hizo su progenitor, el carmonense Francisco de Obregón, mediante su apoderado, Juan García Bellido.
El criollo Juan de Obregón, se desposó con Ángela de Castro y Herrera, hija del licenciado Alonso de Castro y de la Cerda, oidor de Guatemala, y de Águeda de Herrera. Mientras tanto, en Costa Rica el último gobernador nombrado oficialmente había sido Andrés Arias Maldonado, que murió, desempeñando el cargo, en 1655. A este le sucedió interinamente Rodrigo Arias Maldonado y Góngora hasta su relevo el 26 de mayo de 1664. En ese momento, Juan de Obregón, fue designado como gobernador interino de Costa Rica, tomando posesión de su cargo un mes después, concretamente el 29 de junio.
No se sabe gran cosa de su gestión al frente de la gobernación ya que permaneció en la misma poco más de un año. Parece ser que se empleó, como su antecesor, en la pacificación de la región de Talamanca, aunque desconocemos todos los pormenores de dicha actuación. Asimismo, durante su mandato, autorizó al adelantado Juan Fernández de Salinas y al capitán Juan de Vidamartel a explorar varios yacimientos mineros que, finalmente, su explotación fue descartada al estimarse poco rentables.
Ya el 10 de agosto de 1664 se nombró un sucesor, el capitán Juan López de la Flor, que no tomó posesión de su cargo hasta finales de 1665. Por tanto, el nicaragüense se mantuvo como gobernador en funciones hasta la llegada del nuevo mandatario por espacio de poco más de un año. Tras su relevo fue a la ciudad de Nicoya como alcalde mayor, desempeñando el cargo hasta 1671 en que decidió regresar a su Granada natal, de donde era regidor perpetuo.
Antes de embarcar, estando en el puerto costarricense de La Caldera, decidió hacer testamento pese a encontrarse sano, según afirma, por ser las cosas del mar tan inciertas. Concretamente, el 30 de diciembre de 1571 lo otorgó cerrado ante el escribano de Su Majestad en dicho puerto, José Núñez de Figueroa. La manda más importante fue la fundación de una capellanía en el pueblo natal de su familia paterna, Carmona, a la que destinó 800 pesos de plata.
Por circunstancias que desconocemos, el cumplimiento de su última voluntad se demoró quince años. Fue su cuñado, Bernardino de Ovando, quien solicitó un traslado de su testamento el 19 de febrero de 1686, entregándole el caudal y un poder al santanderino Antonio Campuzano Riva de Herrera, caballero de Santiago, que desde Guatemala pretendía regresar a España. Una vez en la península, estando en su villa natal, entregó el caudal y un poder a Juan Antonio de Gálvez para que se personase en la ciudad de Carmona a formalizar la citada capellanía. Dado que el fundador había dispuesto que se prefiriese siempre como patrono y capellán de la misma a su familiar más cercano que estuviese en condiciones de asumirla, se determinó que fuese el sobrino del finado, Pedro Canelo de Obregón. Este era hijo de Diego Canelo de Obregón, primo hermano del gobernador costarricense.
Con el caudal repatriado se compraron tres pedazos de olivar: uno de 8 aranzadas, por escritura del 6 de septiembre de 1687; otro de 7,5 aranzadas y tres pies, por carta otorgada tres días después; y, finalmente, otro olivar de dos aranzadas, formalizado ante el escribano Teodomiro Miguel de la Barrera, el 26 de septiembre de 1689. Estas tres fincas rústicas sirvieron de dotación para la capellanía instituida en la iglesia prioral de Santa María por Juan de Obregón, el criollo, hijo de carmonense, que alcanzó el rango de gobernador interino de Costa Rica. Como hemos visto, el fundador de la capellanía no había nacido en Carmona, donde probablemente nunca había estado, pero es obvio que su padre le había inculcado su amor por el pueblo de origen de su linaje.
Con esta breve semblanza de las andanzas de la familia Obregón en tierras de Centroamérica, pretendo recordar a una de estas estirpes carmonenses que, como otras muchas, decidieron hacer las Américas y establecerse muy lejos de su tierra natal, dejando allí una prolífica semilla. Estos puentes trazados por nuestros ancestros son los que debemos conservar y potenciar, destacando lo que nos une con los pueblos hermanos de Hispanoamérica.

BILIOGRAFÍA
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Mayoralgo y Lodo, José Miguel: La Casa de Ovando (Estudio Histórico-Genealógico). Cáceres, Real Academia de Extremadura, 1991
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Schäfer, Ernesto: El Consejo Real y Supremo de las Indias, T. II. Salamanca, Junta de Castilla y León, 2003,
Silva Hernández, Margarita, “Juan de Obregón”, Diccionario Biográfico Español, en línea en http://dbe.rah.es/biografias/52062/juan-de-obregon (consulta del 7 de agosto de 2020).
Zamora Acosta, Elías: Los mayas de las Tierras Altas en el siglo XVI. Sevilla, Diputación Provincial, 1985
ESTEBAN MIRA CABALLOS
Este artículo fue publicado en la revista “Carmona y su Virgen de Gracia”, Carmona, septiembre de 2022.
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