
Hernán Cortés no conquistó nada, ni liberó a nadie, fueron los indios, ésta es una de las perlas que nos deja el hispanista Henry Kamen en su nuevo libro Defendiendo España. Verdades y leyendas de nuestra historia (Espasa, 2022).
Hay que empezar diciendo que sus grandes obras las publicó hace casi cuatro décadas, con títulos como La España de Carlos II (1981), El Antiguo Régimen: los Reyes Católicos y los Austrias (1983) y Una sociedad conflictiva: España, 1469-1714 (1984). Estos libros me impactaron mucho en mis años de estudiante de la Carrera de Geografía e Historia. Era un autor provocativo que lanzaba ideas muy novedosas, no siempre bien respaldadas documentalmente. Pero para un joven aprendiz de historiador eran textos muy sugerentes que me aportaban ideas nuevas en las que seguir abundando.
A mi juicio, el último libro importante lo publicó en 1999: La Inquisición española: una revisión histórica, en él negó la magnitud de crímenes y torturas que se le atribuían a la Inquisición. Desde entonces el autor se ha dedicado a los autoplagios o a confeccionar rápidamente textos pensados simplemente para vender, como El rey loco, La invención de España, Imperio o El enigma del Escorial, entre otros. Pero con esta nueva obra, el autor traspasa todos los límites de lo que debería ser una obra rigurosa. Defendiendo España es su último texto, en el que simplemente pretende hacer caja, con una temática que, en España, gusta mucho al gran público.
Me limitaré a comentar solo las palabras que le dedica a Hernán Cortés, del que vuelve a insistir en esa idea tan de moda últimamente de que el extremeño no conquistó nada. Sorprende el giro inesperado en su visión, pues en libros suyos precedentes, como Imperio, sí que alude a los conquistadores como Cortés y Pizarro que, con la ayuda inestimable de millares de aliados indios, destruyeron imperios coercitivos. Ahora da un golpe de tuerca efectista y va más allá, al sostener que no hubo conquista, ni conquistadores. Huelga decir que, aunque asuma la idea como propia, se trata de un viejo discurso muy de moda en los últimos años. Concretamente la vienen esgrimiendo autores de la llamada Nueva Historia de la Conquista, como Matthew Restall, Guy Rozat o Pedro Salmerón. Para estos últimos autores, Hernán Cortés y su hueste no fueron más que unos meros aliados —solo en ocasiones, decisivos— de los tlaxcaltecas. La conquista no existió, siendo solo un invento de los propios cronistas. En realidad, según estos autores, todo el proceso arrancaría no de una derrota frente a los españoles sino de un proceso iniciado y dirigido por los propios habitantes del Anahuac.
En general esta “Nueva Historia de la Conquista” que lidera Restall exime de responsabilidad a Hernán Cortés y a sus huestes, al restarles el protagonismo del proceso conquistador y situarlo como un mero actor secundario, sin capacidad decisoria en los momentos clave. Ya no es el vil asesino sino algo probablemente más indigno para el personaje: un vulgar farsante que creó el mito de su conquista, arrebatando el protagonismo a los líderes indígenas mesoamericanos. Obviamente, en mi opinión, el desenlace de la contienda, que dio paso a un dominio virreinal hispánico por espacio de varios siglos, desmiente que los que ganasen la guerra fuese uno de los bandos indígenas y que los españoles fuesen un grupo de viajeros que pasaban por allí.
Parece claro que el autor simplemente se ha prestado a esta edición por aprovechar el tirón de ventas actual de toda una serie de libros que parecen hechos en serie. Llama la atención el parecido con el título publicado por otro hispanista, Stanley Payne, editado hace poco, ¡con la misma editorial!, Espasa: En defensa de España.

El autor, casi nonagenario, debería pensar en el gran legado que nos deja, sobre todo por sus primeros libros, y evitar publicar este tipo de obras, cargadas de ideología política, que lo único que hacen es empañar su credibilidad. Toda una pena, en un autor tan meritorio como Henry Kamen.
ESTEBAN MIRA CABALLOS
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