
Anastasio Zejudo y Núñez de Aldana nació en Ceuta, el 27 de marzo de 1741. De familia hidalga, su padre ejercía de oficial en la milicia provincial. Desde muy joven optó por la carrera militar, pues, con 14 años ingresó como cadete en el regimiento de infantería de León. Desde entonces, como cabía esperar en una persona de su valía, sus ascensos fueron periódicos.
El 9 de julio de 1773 solicitó permiso para desposarse con la gaditana doña Bibiana de Montes. Ésta nació en Cádiz el 2 de septiembre de 1755, siendo sus padres Juan de Montes, escribano de cámara de la Real Audiencia de la Contratación de las Indias, y doña Ana Benítez de Aranda, ambos de condición noble. Se bautizó 15 días después en el sagrario de la Catedral de Cádiz, oficiando el acto Antonio Manuel Vázquez de Vera, cura propio, y poniéndole el largo nombre de Bibiana Francisca Javiera María de la Concepción (El expediente matrimonial y la partida de bautismo se encuentran en el Archivo General Militar de Segovia). La autorización le fue concedida el 9 de julio de 1773. La dote pactada ascendió a 20.000 reales de vellón, celebrándose los esponsales en la ciudad de Cádiz ese mismo año. Por cierto, que la diferencia de edad entre ambos cónyuges era considerable, pues ella tenía 18 años mientras que él contaba con 32. En cuanto a su carrera militar experimentó un vertiginoso ascenso, a saber:
-1755: cadete del Regimiento de Infantería de León
-1771: capitán
-1772: Sargento Mayor del Regimiento Fijo de Cartagena de Indias.
-1776: Teniente Coronel del Regimiento Fijo de Cartagena de Indias.
-1791: Brigadier del Regimiento Fijo de Cartagena de Indias.
-1796: Comandante General, subinspector General y gobernador de Cartagena de Indias.

Como podemos observar su ascenso fue meteórico sobre todo desde 1772 en que se le destinó a Cartagena de Indias. Desde esa fecha hasta su fallecimiento residió de forma más o menos permanente en esa ciudad de la actual Colombia, desarrollando allí prácticamente toda su carrera profesional. De Sargento Mayor pasó a Teniente Coronel, sirviendo en 1777 como gobernador interino de Riohacha, por nombramiento del virrey de Nueva Granada, Manuel Antonio Flores. Luego, en 1791 ascendió a Brigadier. Desde 1794 empezó a solicitar su ascenso a mariscal de campo y gobernador de la ciudad de Cartagena de Indias. Y no sólo se le concedieron ambos cargos en 1796 sino también la subinspección general de la ciudad. Efectivamente, el 20 de febrero de 1796 notificó su toma de posesión del gobierno y comandancia general de esta plaza y provincia y de la subinspección general de las tropas del reino (Informe de la toma de posesión de Anastasio Zejudo, Cartagena de Indias, 20 de febrero de 1796. AGI, Estado 53, N. 65).
Su influencia en la zona era absoluta hasta el punto que se permitió dirigir una carta al todopoderoso Príncipe de la Paz, Manuel de Godoy, recomendando el nombramiento de Remigio de la Santa como obispo de Panamá (Carta de Anastasio Zejudo al Príncipe de la Paz, Cartagena de Indias, 1 de diciembre de 1797. AGI, Estado 43, N. 31). Su radio de acción, obviamente, no se limitaba a Cartagena sino que se extendía por toda la región de Riohacha, Santa Fe y, en general, a prácticamente todo el virreinato de Nueva Granada.

En dicho cargo se mantuvo hasta su fallecimiento, ocurrido en Cartagena en 1808, cuando contaba con 67 años de edad. Su nombre se barajó como posible virrey de Nueva Granada, cargo que él mismo solicitó en 1802. Sin embargo, la Corona se equivocó totalmente al designar para el puesto a otro viejo militar, de origen noble y con mucha más influencia que él; concretamente al despótico y, sobre todo, arbitrario aragonés Antonio Amar y Borbón que se mantuvo en el cargo hasta 1810. Éste, con su política de represión brutal y desmedida, contribuyó a forjar la conciencia independentista de los criollos de su virreinato.
En cambio, existe unanimidad entre los historiadores a la hora de destacar la gran labor que desempeñó en la gobernación de Cartagena. Máxime tratándose de una época difícil, donde se estaban dando los primeros síntomas de una secesión que terminaría con la Independencia de Hispanoamérica. Él se ganó siempre el apoyó de su tropa, compuesta mayoritariamente por morenos y pardos. Con ellos consiguió disuadir durante bastante tiempo las posibles insurgencias criollas. Pero tenía la capacidad de derrotar a sus oponentes sin infringirles más daño que el necesario. También hizo frente a un levantamiento de esclavos negros que pretendían imitar el comportamiento de los rebeldes de Santo Domingo.
Ahora, bien, ante todo, el ceutí fue un leal servidor de los intereses de España. En palabras de Allan J. Kuethe, Zejudo fue uno de los más hábiles servidores del rey en Nueva Granada, durante los últimos años del setecientos. Se caracterizó por sofocar las insurgencias de los enemigos de la Corona, bien fueran ingleses, indios rebeldes o insurgentes criollos, pero compatibilizando inteligentemente el uso de la fuerza con el acuerdo político.
Desgraciadamente, desapareció prematuramente en 1808, cuando se comenzaban a vislumbrar las primeras evidencias de una insurgencia criolla que terminó por independizar a la fuerza a Iberoamérica.
Está claro que fue un militar de carrera y sirvió honesta y fielmente con los cometidos que se le encomendaron. A diferencia de otros militares, en su hoja de servicios no hay ni una sola mancha. Pese al olvido, nunca es tarde para hacerle el reconocimiento que se merece en nuestra ciudad. Hay ciudades donde a sus hijos más destacados –obispos, escritores, artistas, gobernadores, virreyes, médicos, prelados, conquistadores, políticos, etc.- su ayuntamiento decide dedicarles calles. Otorgarle una a Anastasio Zejudo, dignísimo gobernador de Cartagena de Indias, sería una buena forma de vincularlo definitivamente con su ciudad natal y, de paso, remediar su injusto olvido.
PARA SABER MÁS:
KUETHE, Allan J.: “Anastasio Zejudo en Nueva Granada”, Boletín de Historia y Antigüedades, Vol. LXIV, Nº 718. Bogotá, Academia Colombiana de la Historia, 1977, págs. 455-475.
ESTEBAN MIRA CABALLOS
Saludo cordial. Sin desconocer la importancia política del gobernador Zejudo para la corona, quisiera saber si usted tiene noticia y su opinión sobre la mención que hace Humboldt en su diario de viaje por la Nueva Granada, en la que relaciona al gobernador con la corrupción en el territorio.
Agradezco de antemano.
Buenas, lamento decirle que no puedo ayudarle porque no tengo esos datos. Habrá que investigarlo. Un saludo.